El golpe maestro del duende leñador

Richard Dadd nació en un pequeño y tranquilo pueblo cerca de Kent, en el Reino Unido, en 1.817. Muy dotado para el dibujo, fue contratado por el explorador Sir Thomas Philips para que le acompañara en sus viajes por Grecia, Turquía y Próximo Oriente. Su misión era dibujar para dejar constancia de las aventuras y descubrimientos de la expedición. En un segundo viaje al antiguo Egipto, entró en contacto con la cultura de los faraones, alternando las exploraciones con generosas dosis de opio y otras sustancias alucinógenas... Por desgracia, el joven Dadd padecía un trastorno bipolar, las drogas agravaron su enfermedad mental, y parece que algo se fundió en su cerebro, ya que partió de su Inglaterra natal como dibujante a sueldo, y volvió convertido en el sacerdote del dios Osiris.


Su padre, que era farmacéutico y entendía algo de enfermedades y alucinaciones, le aconsejaba largos paseos por la campiña británica. Con el tiempo, Richard Dadd tuvo el convencimiento de que su padre no era quien decía ser, sino el malvado príncipe de las tinieblas, enemigo de su dios Osiris. Una tarde, pidió a su padre que le acompañara a uno de sus paseos, asesinandole a cuchilladas cuando tuvo ocasión. Asustado por su acto, huyó a Francia, donde tuvo la desgraciada idea de propinar una paliza a un turista, esto puso en aviso a la policía, que acabó prendiendole, y después se descubrió que era un homicida fugitivo. El resto de su vida lo pasó internado en centros frenopáticos, aislado del mundo y pintando sin cesar obras que fascinaron al personal de las clínicas por su obsesión por el detalle, su barroquismo, su imaginación y la fantasía que derrochaba en sus pinturas, la más famosa de ellas terminó expuesta en la Galería Tate, llamada The Fairy Feller's Master-Stroke, o El golpe maestro del duende leñador.

Años después, un joven estudiante de Arte recibió el encargo de realizar un trabajo sobre esta pintura. Estaba contemplando el cuadro para inspirarse cuando una luz se encendió en su cerebro. Llegó a vincularse tanto con aquella obra de arte, que decidió escribir una canción sobre ella. Más tarde aquél joven, que se hacía llamar Freddie Mercury, recordaba todavía el impacto que le produjo.

The Fairy Feller's Master-Stroke fue publicada en el segundo álbum de la banda Queen, en 1.974. Una canción extraña y profundamente cautivadora.










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